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Matame

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He perdido la costumbre de escribir, sobre ti
De invertir los latidos de mi corazón en quererte
De mirar tus fotos, y chasquear los dientes
De traerte el palo cuando lo tiras
De estar pendiente cuando tú digas
 Hoy he encontrado solamente migas en el cajón del pan
Y una nota en que ponías que mañana volverás
Tal vez para siempre, si cambio de vida
Pero es demasiado tarde ya perdí la partida 
Esperando tu jugada

Como el blanco fósil de un animal prehistórico que ha quedado en la orilla del mar…

Como el blanco fósil de un animal prehistórico que ha quedado en la orilla del mar…

“A veces tengo un sueño. Dentro de mi cabeza hay un cuchillo clavado en diagonal en la mórbida carne de mis recuerdos. Está clavado muy hondo. Pero no me duele. Tampoco noto su peso. Sólo está ahí clavado. Yo lo contemplo desde otro lugar, como si fuera algo ajeno. Y deseo que alguien me extraiga el cuchillo. Pero nadie sabe que está ahí clavado. Pienso en sacármelo yo mismo, pero no alcanzo con las manos. Es muy extraño. He podido clavármelo, sin embargo, ahora, no puedo extraerlo. Mientras tanto, las cosas empiezan a borrarse paulatinamente. Yo mismo voy palideciendo, poco a poco, y desaparezco. Al final sólo queda el cuchillo. El cuchillo siempre permanece hasta el final. Como el blanco fósil de un animal prehistórico que ha quedado en la orilla del mar… Éste es mi sueño.”

 

HARUKI MURAKAMI, El cuchillo de caza

 

 

Creo que a mi sí me duele el cuchillo, pero lo puedo soportar. Seguiré esperando a que alguien lo saque algún día. En una realidad alternativa hubieras sido tú.

en el país de las hadas...

en el país de las hadas...

Nunca dije que siempre fuera un error entrar en el país de las hadas.

Me limito a decir que siempre es peligroso.

 

 

Poneos dragones en los sombreros, estáis en la buhardilla con los murciélagos

Poneos dragones en los sombreros, estáis en la buhardilla con los murciélagos

“Bueno, maldita sea, escuchadme bien, debemos admitir que todo está bien y

que no hay ninguna necesidad de preocuparse, y de hecho debemos de

darnos cuenta de lo que significa para nosotros ENTENDER que EN REALIDAD

no estamos preocupados por NADA. ¿De acuerdo?”

 

Jack Kerouac, En el Camino

 

Si no te veo en una semana te hecho de menos, pero si te veo, entonces me quedo con unas ganas horribles de más.

Pero no importa, yo no me preocupo. Y, de todos modos ¿Quién se preocupa? Pero al final siempre es mejor verte

que no hacerlo. Quitarse un poco el mono. Solo un poco. Sea como sea… Estabas tan guapo hoy...

 

el rostro de un ser y el hechizo de la ternura en el corazón

el rostro de un ser y el hechizo de la ternura en el corazón

“… sabía lo que estaba pensando en aquel momento el pobre viejo que lloraba, y también, como él,

pensaba que este mundo sin amor es un mundo muerto, y que al fin llega un momento en que se

cansa uno de la prisión, del trabajo y del valor, y no existe más que el rostro de un ser y el hechizo

de la ternura en el corazón.”

 

Albert Camus, La Peste

 

 

Supongo que esto significa, más o menos, que extraño tu rostro. Y que debería, para no lamentarme tanto, pensarte y necesitarte menos. Es fácil o difícil.

Et tu connais la caresse ou fait revivre les morts!

Et tu connais la caresse ou fait revivre les morts!

 

Canción de siesta
—De Las flores del mal de Charles Baudelaire—

Aunque tus malignas cejas
Te den un aire inquietante,
Que no es de un ángel sin duda,
Bruja de atrayentes ojos,

Te adoro, oh frívola mía,
¡Oh mi terrible pasión!
Con la devoción profunda
Del sacerdote por su ídolo.

El desierto y la floresta
Aroman tus rudas trenzas;
Tu frente, la actitud guarda
Del secreto y del enigma.

Vaga en torno a ti el perfume
Cual si un incensario fueses;
Hechizas como la noche,
Ninfa tenebrosa y cálida.

¡Ah! Los tósigos más fuertes
No igualan tu indolencia,
Tú conoces las caricias
Que a los muertos resucitan.

Se enamoran tus caderas
De tus senos y tu espalda,
Y encantas a los cojines
Con tus lánguidas posturas.

De pronto, para calmar
Tu frenesí misterioso,
Prodigas, con gravedad,
La mordedura y el beso;

Me desgarras, bruna mía,
Con esa risa burlona,
Y en mi corazón, después,
Posas tus ojos lunares.

Bajo tu chapín de raso
Y bajo tus pies de seda,
Pongo toda mi alegría
Y mi genio y mi destino.

Mi alma por ti sanada,
¡Por ti, color y luz mía!
Paroxismo de calor
En esa oscura Siberia.

La niña imantada

La niña imantada

Ya hace algunos siglos que he empezado a sospechar
que he caído sin quererlo en tu gravedad.
Es como si andara siempre en espiral,
cuando encuentro una salida, tú apareces.

Niña imantada y ahora yo he de admitirlo,
y ahora yo presiento que has vencido,
no hay manera humana de escapar.

Así que alégrate, lo has conseguido,
los días sin ti serían precipicios,
no hay manera humana de escapar.

Nadie, nunca, nadie, nadie excepto tú
puede enviarme hacia el espacio y devolverme hacia su cama.
Y en las horas más oscuras me harás levitar,
en descuidos crearemos universos.

Niña imantada y ahora yo he de admitirlo,
y ahora yo presiento que has vencido,
no hay manera humana de escapar.

Te voy a contar este misterio:
simple y eficaz, el roce de mis dedos
te ha magnetizado, y ahora tú,
y ahora tú...
y ahora tú...

Así que alégrate, lo has conseguido,
los días sin ti serían precipicios,
no hay manera humana de escapar.

Así que alégrate, lo has conseguido,
los días sin ti serán precipicios,
no hay manera humana de escapar

Bad things.

 

Me cuesta tan poco obsesionarme...

Y ahora tú eres mi obsesión y todo parece tener que ver contigo.

A veces da hasta miedo.

 

Uno, dos, tres...

Uno, dos, tres...

 

UNO: me resulta aun tan extraño todo esto… hablar así, esconderse, las conversaciones con pausas de días entre dos frases, querer y no poder, no saber ya ni que quiero ni que es bueno ni que es malo…


DOS: Un fragmento de diálogo:
—Si te he metido en algún lio, discúlpame— dice ella.
—No es necesario— contesta él— Los vampiros siempre estamos metidos en problemas… Y prefiero que sea contigo.


TRES: hoy estaba triste. Me hubiese gustado abrazarte y que me abrazaras. Ojalá fuese martes ya.

mejor que un sueño...

mejor que un sueño...

Por la noche, en su habitación, Marilyn se ha desnudado y juega con el gran cuadrado de seda blanca, de pie frente a los cristales de la ventana que da a la ciudad de las Religiones Olvidadas. De los balcones de las torres Moisés, Jesús, Zeus, Osiris... cae gente, como una llovizna de otoño.

Pero la chica hace flotar a su alrededor el fular. En contacto con sus hombros, la seda provoca estremecimientos que le hacen arquear la espalda. Marilyn deja que la tela inmaculada se deslice por sus nalgas, la recoge por delante, entre las piernas, y la lanza hacia arriba. El cuadrado blanco se despliega como el gracioso movimiento de una estrella danzarina. Cae lentamente a modo de paracaídas sobre la cabeza echada hacia atrás de la hija de los comerciantes de la Tienda de los Suicidas. Con los ojos cerrados, la joven sopla y la seda vuelve a flotar. Marilyn coge una punta y la hace girar alrededor de su vientre, de sus caderas, igual que un brazo la cogería por la cintura. Aaah..., el ronroneo del fular subiendo de nuevo entre sus muslos y agarrándose al vello. Aaah... Marilyn, habitualmente encorvada y con los hombros echados hacia delante, se yergue. Se arquea más cuando el regalo de Alan, siguiendo un impulso, se eleva por su torso y roza sus pechos, de los que se avergonzaba (equivocadamente). Sus pezones se yerguen, se endurecen. En el reflejo de los cristales de su habitación, sus pechos, grandes, tienen un aspecto magnifico, y sus dedos están cruzados detrás de la nuca. A Marilyn le sorprende descubrirse así mientras el fular vuelve a caer. Lo recoge a la altura de sus encantadoras pantorrillas, se inclina. Su culo es espléndido, redondo bajo una cintura apenas un poco ancha. Y la seda viaja de nuevo, revela a la chica acomplejada la armonía insospechada de su cuerpo. ¡Es la más guapa de todo el barrio! Ni una sola chica de la ciudad de las Religiones Olvidadas le llega a la suela del zapato. El regalo de su hermano pequeño es mejor que un sueño... Y el fular prosigue su danza hipnótica y sensual a ras de la piel vibrante. Los párpados se entornan con un aire de éxtasis inédito para Marilyn. Pero ¿qué más descubre? ¿Se convierte en Monroe? Entreabre los labios, entre los que se extiende un fino hilo de saliva... mortal.“

 

Afortunadamente para el Sr. Goetzi, la saliva de Sumire no resulta mortal. O tal vez sí. Dímelo tú.

 

Por cierto, pajarito, ya vuelvo a estar comunicada, pero como no tengo tu número…

Dijo un día el viejo Bukowski... (y que conste que no insinuo que tú tengas ningún pajaro ni azul ni verde ni triste ni alegre ni en el corazón ni en el vientre ni en ningún lado, además yo cómo podría saber eso; ni digo que lo tenga yo, ni que lo deje de tener, sólo que me pareció bonito el poema, aunque no tenga nada que ver con ni contigo ni conmigo ni con nosotros suponiendo que haya un nosotros que yo creo que sí que lo hay de una manera o de otra; pues eso)

Dijo un día el viejo Bukowski... (y que conste que no insinuo que tú tengas ningún pajaro ni azul ni verde ni triste ni alegre ni en el corazón ni en el vientre ni en ningún lado, además yo cómo podría saber eso; ni digo que lo tenga yo, ni que lo deje de tener, sólo que me pareció bonito el poema, aunque no tenga nada que ver con ni contigo ni conmigo ni con nosotros suponiendo que haya un nosotros que yo creo que sí que lo hay de una manera o de otra; pues eso)

Pàjaro azul:

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres joder
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?

hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.

luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?

Cuéntame Robin:

Cuéntame Robin:

 

Te echo de menos. Gotham está tan triste sin ti…


¿Vistes putas en vitrinas?
¿Comiste setas alucinógenas?
¿Bebiste, reíste, fumaste, te drogaste, hiciste el amor?
¿Pensaste en mí?


Yo he soñado cada noche con el sabor de tus labios y tu piel. Y espero con ansia el momento en que, desnudo en mis brazos, sudoroso y satisfecho, puedas responder a todas estas preguntas y explicarme qué tal te ha ido por las Tierras Bajas.


Hasta entonces, mi pequeño petirrojo, recuerda que mi carne palpita por ti.


Atentamente, B.

Sumire...

“A los veintidós años, en primavera, Sumire se enamoró por primera vez. Fue un amor violento como un tornado que barre en línea recta una vasta llanura. Un amor que lo derribó todo a su paso, que lo succionó todo hacia el cielo en su torbellino, que lo descuartizó todo en un arranque de locura, que lo machacó todo por completo. Y, sin que su furia amainara un ápice, barrió el océano, arrasó sin misericordia las ruinas de Angkor Vat, calcinó con su fuego las selvas de la India repletas de manadas de desafortunados tigres y, convertido en tempestad de arena del desierto persa, sepultó alguna exótica ciudad amurallada.”

 

“Y este amor me conducirá a algún sitio. No puedo impedir que esta fuerte corriente me arrastre. Ya no tengo elección. Tal vez me lleve a un mundo especial que jamás he conocido. A un lugar lleno de peligros, quizá. Donde se esconda algo que me inflija una herida profunda, mortal. Tal vez pierda todo lo que poseo. Pero ya no puedo volver atrás. Sólo puedo abandonarme a la corriente que discurre ante mis ojos. Aunque me consuma entre las llamas, aunque desaparezca para siempre.”

 

 

 

Llámala Sumire, llámala… como tú prefieras.

 

(El texto no es mío. Obvio. Es de Murakami, de Sputnik, mi amor)